Nuestra
vida está llena de ritmos, ritmos internos, externos,
ritmos relacionados con
la naturaleza (las estaciones del año),
ritmos sociales y ritmos atencionales.
Los
ritmos aportan orden y estructura, los niños pueden anticipar los
acontecimientos,
y eso que les aporta calma, seguridad y bienestar.
Mediante
la repetición de ritos y rutinas
podemos organizar esos ritmos
que
proporcionaran seguridad y confianza a nuestras criaturas, porque sabrán
anticipar
y se percatarán de que hay ciertas cosas que serán igual hoy,
que
mañana o que fueron ayer.
Necesitan
rutinas, para alternar actividades movidas y tranquilas, para adquirir hábitos.
Los pequeños son sensibles a los cambios.
Se sentirán más felices y
satisfechos,
porque poco a poco sabrán qué va a suceder después,
a todos los
pequeños les ayuda,
pero aún más a los nerviosos o inseguros.
Por
estas razones, planificamos un período de adaptación
durante el mes de
septiembre y de acogida para el primer trimestre (adquisición de ritos y su
paso a hábitos)
y un conjunto de propuestas didácticas
para el resto del mismo
con un carácter transversal.
En una primera fase, tratamos de construir ritos
acompañando a las criaturas en cada paso que ello requiere. Progresivamente, a
medida que repetimos la realización de los ritos, vamos construyendo hábitos
en
los que la intervención o mediación del adulto
va siendo cada vez menos
necesaria.
Tratamos de lograr al final de curso la adquisición de la autonomía
suficiente para que cada criatura
se desenvuelva en la clase por sí misma,
en
atención a las pautas trabajadas,
el conocimiento de sí mismo y el respeto a
los demás.
Generalmente,
también nos ocupa todo el mes de octubre
la iniciación a todas las rutinas.
Ritos
hay a la hora de la entrada (llegar, saludar, desvestirse, entramos al aula,
qué hacemos, cómo lo hacemos, adónde vamos….),
la asamblea (nos reunimos, nos
sentamos, nos miramos,
nos escuchamos, nos comunicamos…),
el juego (con qué
puedo jugar, cómo puedo jugar, cómo respeto al otro, cómo me respetan a mí, qué
límites existen, qué momentos y espacios para ello…),
la higiene de manos
(pasos a seguir para realizar esta acción: remangarse, abrir el grifo, mojarse,
enjabonarse, frotar, aclararse, cerrar el grifo, secarse...), el uso del aseo
personal (tanto a la hora de cambiar un pañal como de utilizar las bazas los
que ya controlan esfínteres),
el tentempié (nos lavamos las manos, nos sentamos
juntos, hablamos, al terminar recogemos, nos aseamos…),
el recoger y ordenar la
clase (cesamos la actividad anterior, clasificamos, colocamos, limpiamos, nos
deshacemos de los residuos generados, nos gratificamos por el orden logrado) ,
nos relajamos,
o a la hora de la salida (despedida, afecto, abrigo, recordar objetos
personales que he de llevarme, reunión con quién nos viene a buscar).
Si queréis un poquito fisgar, en la foto a clickear.
Al principio les ayudaremos un poco,
para dejarles poco a poco que lo realicen solitos.
¡POR FAVOR, SI EN CASA TAMBIÉN LAS PRACTICAMOS
NOS SENTIREMOS MUCHO MÁS SEGUROS Y CONTENTOS!