Hoy nos hemos coordinado los compis de todo el cole
como todos los días.
Para nosotros, además de ser un momento de trabajo, personalmente es muy enriquecedor,
porque compartimos nuestras inquietudes, preocupaciones y nos sirve también de desahogo.
Una vez finalizadas nuestras reuniones,
hoy ha sido uno de esos días en los que los sentimientos necesitan salir y como soy la primera en aconsejaros a gestionarlos, a expresarlos y a compartirlos.
He decidido compartirlos con mis compañeros, amigos y como no, con vosotros y vosotras, mis familias.
DÍAS DIFÍCILES
Colegas de profesión y familias…¿alguien os preguntó cómo os sentíais, cómo afrontabais la situación, o qué opinabais? Creo que no, que solamente se nos ha preguntado sobre como estamos llevando nuestro trabajo a cabo, cómo nos estamos organizando, cómo nos estamos comunicando con las familias, et…
A las familias sí, se lo preguntamos nosotros, los maestros y las maestras que compartimos la educación de sus pequeños y que nos preocupamos de corazón por sus sentimientos y su situación.
Y he de decir, que también alguna famillia me lo ha preguntado a mí, ¡GRACIAS!
Y también sentimos y vivimos y los maestros y maestras nos sentimos confundidos. Nos llegan muchos mensajes contradictorios. Apoyamos a nuestras familias como podemos. Intentamos llegar a ellas a través de muchos medios. Queremos acompañarles emocionalmente, pero todo esto se hace muy difícil, por lo menos en niños/as de estas edades, diciéndoles ahora que además se seguirá dando materia nueva.
Pero parece que se nos ha olvidado que hay familias que no tienen ordenadores, acceso a internet, no saben usar el correo electrónico. Por correo ordinario no creo que debiéramos enviar nada, porque no es ESENCIAL, y sí lo es la vida del personal de correos, que también parece que nos hemos olvidado de ellos y de otro tipo de mensajería para compras superfluas.
Entre el mismo profesorado, en cada casa no tiene porque haber uno, o dos ordenadores, y sí, hay en muchas dos adultos con “teletrabajo” y dos o tres niños con propuestas. Hasta ahora propuestas, orientaciones, a partir de ahora si son evaluables, serán tareas, investigaciones o cómo cada uno quiera llamarlos.
¿Cómo lo hacemos?
FAMILIA, qué gran palabra, escuchando a mis compañeros y compañeras en las coordinaciones diarias que tenemos, me ha dado que pensar.
¿Qué familias? ¿Las del alumnado que atendemos o las nuestras?
Creo que ambas son igual de importantes, porque muchos son profes, pero también madres y padres con las mismas angustias que los demás, y no se debe desantender ninguna. Este tiempo de encierro es duro, a medida que se alargue más, surgen conflictos que ESO SÍ ES IMPORTANTE, SABER MANEJARLOS, GESTIONARLOS…
Hablamos de estas familias que tienen la suerte de tener trabajo, pero ¿y las que no?, ¿Y las que se están enfrentando a que se han quedado sin ingresos o que han disminuido considerablemente?
¿Cómo lo hacemos, cómo les ayudamos?
Cuando asistíamos todos los días al “cole” era más fácil, vemos a nuestras familias, a nuestras criaturas, las escuchamos, las abrazamos, las entendemos, las ayudamos con proximidad física, que es lo que en muchas ocasiones nos alivia, ahora no.
Estamos dando un mensaje de que lo importante es el bienestar de las personas. De verdad, ¿consideramos que ese bienestar de los peques y los adultos pasa por seguir aumentando materia y mandando qué hacer a ellos y a sus familias?.
Las propuestas están bien, son eso, propuestas, orientaciones para aquellas familias que su estado anímico o físico se lo permitan y les apetezcan.
¿Pero de verdad que es necesario algo más?
¿Para qué? ¿para no perder el curso?
¿Cómo? ¿Saturando a sus familias y a los propios pequeños?
¿De verdad que no es suficiente con qué pasemos este tiempo de la mejor manera posible y con la máxima armonía que da un encierro?
¿Hay que evaluar todo este proceso? Si se imparte materia nueva, hay que hacerlo, claro, y de verdad que en las condiciones en las que estamos, ¿debemos hacerlo, porque poder, está claro que sí, que podemos?
Para nosotros sería muy fácil soltar materia, conocimientos nuevos, el que pueda que lo haga, el que no tenga los medios, no sé, y ¡ale!, evaluamos y listo, curso terminado.
Pero eso no es lo que los MAESTROS Y MAESTRAS deseamos, no, eso es lo fácil, lo difícil es empatizar con nuestros niños y nuestras familias y pensar cómo se están sintiendo con todo esto.
Pero se nos llena la boca de literatura, de artículos maravillosos sobre lo que ganamos en estos tiempos, ganamos estar con la familia, ganamos comunicarnos más, ganamos transmitir valores, ganamos, que se yo ya lo que ganamos…
Pero de repente, ¡Zas! Nos topamos con la realidad,
y la realidad nos dice, maestros, dar más materia, evaluar,
¡NO PERDÁIS EL CURSO!
¡QUE HORROR!
¿De verdad?
¿Cómo lo hacemos?
En esta semana venidera tendremos un aluvión de inquietudes por las familias y es normal, porque no entienden nada, pero la verdad es que ¿sabéis qué?
¡NOSOTROS TAMPOCO,
O AL MENOS YO TAMPOCO!
Y creo que es el sentir que yo palpo en el colegio, ya que tampoco quiero hablar por boca de nadie que no sea la mía.
Personalmente, tengo la suerte de estar en un cole, el Pancho Cossío de Torrelavega en el que todos los días nos coordinamos (como es nuestra obligación), pero además hablamos, nos escuchamos, nos desahogamos, planteamos nuestras dificultades, nos animamos, nos preocupamos y todo ello, me lleva a una conclusión…
¿CÓMO LO HACEMOS?
Porque lo que realmente nos preocupan son ellos,
las CRIATURAS.
También es cierto que yo no sabría qué hacer con los estudios y lo que conlleva en otras edades mayores que ya se preparan para un futuro laboral inmediato, pero sí creo que son otras edades y quizás tengan otras estrategias para gestionar su tiempo o energías,
pero niños de Educación Infantil y Primaria,
¿de verdad, que es necesario aumentar a la angustia a s estas familias?
¡PUES DE SER ASÍ, LO INTENTAREMOS HACER DE LA MEJOR MANERA POSIBLE!
Pero creo que habría que preguntárselo quien tenga la capacidad de decidir y llegar a una reflexión mucho más profunda antes de mandar el siguiente paso.
¡Y NOSOTROS SEGUIRÍAMOS ENCANTANDOS DE CONTINUAR CON PROPUESTAS VOLUNTARIAS, porque lo que queremos no es trabajar menos (como muchos pueden pensar, ya que desde hace tiempo, somos un blanco fácil), sino que nuestros peques sigan con rutinas necesarias, pero cuando puedan llevarlas a cabo, cuando su familia y ellos estén bien física, emocional y mentalmente bien.
¡Seguiremos estando ahí para apoyarles y apoyarnos, pero por favor, sin que seamos los malos de esta película de ficción que nadie pensó jamás que viviríamos!
Las redes ahora empezarán a llenarse de críticas hacia nuestra profesión y los maestros también nos sentimos mal, elevando nuestras quejas a Consejería, allí mueren, cosa que también considero que deberían hacer todos los colegios que compartan estas dificultades. Por lo tanto ánimo a todo el profesorado y a la familias a las que tanto entendemos que también se expresen, pero de manera adecuada y siempre correcta.
Belén Hernando Morín.